Grape Bebop Alumni: Rafael Regadera
Rafa ha sido uno de nuestros alumnos más aplicados y que más interés ha puesto a la hora de estudiar y formarse. Sus resultados en los exámenes fueron excepcionales, y es uno de los alumnos que han obtenido las calificaciones más altas tanto en el WSET Level 2 Award in Wines como en el Level 3.
Economista y riojano de nacimiento, reside en Zaragoza y es socio de una bodega en Navarra, casi podríamos decir que “es del valle del Ebro”. La suya es una historia interesante de esas en las que el camino da muchos rodeos hasta llegar a su destino, si es que acaso el camino se acaba alguna vez
Eres uno de los socios de Viña Zorzal, una pequeña bodega navarra con un proyecto muy especial, y muy reconocido entre muchos círculos profesionales especializados y la crítica internacional. ¿Cómo empezó todo esto y cuál es la historia de este éxito?
Ya en 1991, cursando un MBA, hice un proyecto de creación de una bodega junto a un compañero. A mí me gustaba la idea de trabajar en una bodega, pero tras finalizar los estudios me encontré con que la mayoría de bodegas de La Rioja eran familiares y era muy difícil entrar a trabajar en ellas. Acabé trabajando en multinacionales, pero nunca dejé de sentir la necesidad de dedicarme al mundo del vino, y en 2001 llegué a un punto de inflexión en el que me planteé crear una bodega en La Rioja. Sin embargo, el proyecto no me pareció viable y la idea estuvo aparcada por un tiempo.
Fue en el año 2006 cuando, rompiendo con la ortodoxia de los planteamiento teóricos, decidí lanzarme un poco a la aventura. Descubrí que en el pueblo de mi suegra había unas viñas muy viejas de Garnacha y decidí comprarlas. La verdad es que mi idea era hacer tan sólo una barrica de vino para mí, pero todo esto acabó haciéndose mucho más grande. Al principio no tenía ni un tanque para almacenar mi vino, ni medios para embotellarlo, y así es como empezó mi colaboración junto con otros socios, por así decirlo “nacidos en la bodega”, en el proyecto que acabaría llamándose Viña Zorzal; los hermanos Iñaki, Mikel y Xabier Sanz Larrea.
Desde una sola barrica hasta vuestro catálogo actual hay un mundo. Además, vuestra línea de vinos se adapta muy bien a la línea que demanda el canal HoReCa a nivel internacional en la actualidad, con vinos más ligeros, frescos y gastronómicos, que muestran tipicidad. ¿Cómo se pasa de una sola barrica a todo esto?
Esto ha sido un proceso gradual en el cual hemos tenido que hacer muchas cosas primero antes de conseguir volver a la idea inicial. La primera idea era elaborar un vino de esa viña tan vieja y, si funcionaba, continuar con el proyecto. Pero la realidad a veces te hace dar rodeos para hacer posible esa idea inicial. El vino tenía mucha calidad, pero en aquellos momentos Navarra no tenía una gran reputación, sabíamos que teníamos algo especial, pero para poder continuar elaborando ese vino de forma que fuera sostenible económicamente hubo que hacer alrededor un proyecto de tamaño mediano con suficiente volumen de ventas, crear un vino básico y asequible que permitiera a la bodega ser rentable y sostener proyectos más especiales y personales. La verdad es que nos ha costado diez años volver al proyecto original, que es el vino que hoy se llama “Lecciones de Vuelo 2016”.
En todo este proceso hemos ido incrementado el volumen, la calidad y el portfolio. La verdad es que la razón de nuestro éxito ha sido hacer lo que había que hacer. Por un lado, apostamos desde el principio por esta línea de vinos más ligeros y frescos, que es, por así decirlo, lo opuesto a lo que más premiaban los catadores de Robert Parker para España en aquel momento. Pero nuestra apuesta en exportación fue comenzar por el mercado británico que se rige por otros parámetros, y tiene más críticos de referencia con criterios diferentes. Nuestro socio y comercial, Xabier Sanz, supo leer muy bien el mercado y adaptarse a las tendencias. Curiosamente lo que nos abrió las puertas al mercado británico fue un Graciano en lugar de la Garnacha. Entonces no había muchos monovarietales de Graciano, era ligero y fácil de beber, y encantó en Reino Unido. El éxito en este mercado tan complicado y tan influyente nos abrió las puertas a muchos otros mercados que siguen esta tendencia tan fuerte entre la sumillería y algunos críticos de apostar por vinos más frescos.
Pero además de una adaptación a la tendencia del mercado hay una calidad e identidad detrás que sostiene el producto.
Por supuesto, desde el principio apostamos por cuidar el viñedo y respetar el carácter la fruta que produce. Hemos optado por crianzas en recipientes de roble de tamaños más grandes, y experimentamos con fudres, hormigón de distintas formas e incluso otros materiales. Además, contamos con grandes profesionales y asesores como Jorge Navascués y Julio Prieto, entre todos formamos un equipo que funciona estupendamente.
Además, tenemos un empeño en redescubrir una zona con novecientos años de historia vinícola y su potencial. Es curioso, pero cuando comenzamos en el Consejo Regulador nos preguntaron que “¿por qué Garnacha?”. La verdad es que era la única parcela centenaria que encontramos, y esto está muy ligado a la historia del lugar, que es algo que ahora estamos tratando de comunicar.
Antiguamente no había una consideración tan mercantilista de las variedades que se plantaban, por eso se preservó ese viñedo tan antiguo. La viticultura en la zona de Fitero comienza con el monasterio cisterciense, que se ha demostrado que es el más antiguo de la Península Ibérica. Aquellos antiguos viñedos del monasterio se alquilaban a los lugareños a cambio de parte de la cosecha, como era la costumbre. Eran vinos destinados al consumo propio en lugar de a la venta. El vino aquí siempre ha sido importante, Fitero significa “frontera”, puesto que lo era entre los Reinos de Navarra, Aragón y Castilla, y se dice que cuando se reunían los reyes aquí uno traía el cordero, el otro las patatas y, de Fitero, se ponía el vino. De hecho, hay una vid en el escudo del pueblo. Ahora hemos contratado a un historiador para que documente bien la historia vinícola de la zona, aunque hay complicaciones. Anexa a la biblioteca del monasterio había una casa, cuyo ocupante decidió abrir un agujero en la pared para utilizar la biblioteca para usos… digamos “ilegítimos”. Cuando tenía frío quemaba libros de la biblioteca, y se ha perdido mucha documentación. Además, posteriormente la biblioteca se derrumbó, así que hay un trabajo complicado por delante.
En Viña Zorzal hay cinco empleados certificados por WSET, ¿cómo te interesaste en estos cursos y por qué te decidiste a hacerlos?
Fue una recomendación efusiva de Xabi, que ya había estudiado el WSET Level 3 Award in Wines y recibió un premio al mejor alumno del año. Como ya te conoce, cuando se enteró que Grape Bebop comenzaba a impartir estos cursos en Zaragoza me insistió mucho en que lo hiciera contigo, lo cual me ayudó a decidirme.
Además, al crecer nuestro mercado me encontré con que yo tuve que empezar a proporcionar algo de apoyo en las labores de promoción, y sentí la necesidad de formarme para adquirir más criterio y argumentos a la hora de hablar de mis vinos. También permitió que me sintiera más integrado en un proyecto vinícola y poder participar de forma más activa en el proceso, escapando un poco del mundo de los números y las finanzas.
Al margen lo puramente profesional, la formación WSET ha permitido que me deshiciera de algunos prejuicios, y me ha hecho descubrir variedades de las que ahora estoy enamorado, como la Chenin Blanc, y una gran afición que nunca hubiera sospechado al Champagne. De hecho, incluso me trajo recuerdos de variedades que había probado hace muchos años y había olvidado, como la Viognier. La había probado hace al menos veinte años en Francia y no recordaba cómo se llamaba, pero al catarla durante el curso me volvió a la memoria. En definitiva, he ampliado mucho mis horizontes y ahora bebo una mayor variedad de vinos en lugar de estar encasillado en estilos muy concretos, como me ha pasado alguna vez.
Después de ti y de Xabi han pasado varios empleados de Viña Zorzal por este “rito de iniciación” que son los cursos de WSET. ¿Qué te llevo a decidir que había que formar al resto del equipo?
Vi el potencial de los cursos, y la diferencia entre el antes y el después de hacerlos. Decidí que todos los empleados que fueran a tener trato con el público deberían cursar al menos el WSET Level 2 Award in Wines. Me animó mucho también el éxito de nuestro comercial, a quien los cursos no sólo le permitieron aprender, si no también hacer muchos contactos con los que ocasionalmente acabamos colaborando en proyectos como algunos de nuestros asesores, o se convierten en proveedores y/o clientes.
De hecho, ha sido nuestro caso, desde la primavera de 2019 hacemos los cursos y seminarios de Grape Bebop en tu sala: Sympósion. ¿Cómo se te ocurrió hacer esta sala?
Precisamente haciendo estos cursos. No me gustaba mucho la idea de hacerlos en una sala de hotel, no me parecía el lugar idóneo, y me propuse hacer una sala específicamente para tal fin, para que tanto el ponente como los asistentes se sientan cómodos. Mi idea es contribuir a la cultura del vino en la ciudad en la que vivo, y mi aportación es esta sala. Además, es mi despacho personal, y una pequeña bodega muy especializada en Champagne y algunos vinos de Francia que importamos en exclusiva en pequeños cupos, sobre todo de Borgoña, Jura y Norte del Ródano. Este proyecto lo llamamos “Viña Zorzal Making Friends”, siguiendo en esa línea de los contactos y amigos que hemos ido haciendo tanto al formarnos como al hacer negocios. Nos gusta la idea de hacer una gran comunidad en torno al vino.
Para acabar, a nivel personal y dejando de lado el vino: Una película, una canción, un libro, un plato o especialidad culinaria y una bebida que no sea vino.
- Una película: Senderos de gloria, me encanta la actuación de Kirk Douglas en esta película.
- Una canción: Invisible Touch, de Génesis.
- Un plato: Patatas con chorizo, que para eso soy riojano.
- Una bebida: Quizá el Brandy de Jerez.
¡Muchas gracias Rafa! No dejéis de visitar la web de Viña Zorzal para aprender más cosas de este interesantísimo proyecto: vinazorzalwines.com